Restaurando nuestro amor #1 Lección 1 - El bienestar en el matrimonio.mp4
Un cordial saludo para todos. Hoy, el dichoso momento, el dichoso día del lanzamiento de la fórmula del perdón, Un lanzamiento que esperamos que va a ser muy, pero muy agradable a tu corazón, donde te vas a empezar a cuestionar cosas, donde vas a empezar a conocerte mejor a ti. Te voy a hacer de una vez una invitación muy importante para esta primera parte que va a ser, acuérdense que son va son dos dos partes que tiene el la fórmula del perdón, dos cursos que están dentro de la fórmula del perdón. Uno que tiene que ver con restaurando nuestro amor, que es la mitad de las lecciones, y otro que es un mejor matrimonio. Entonces, para que tengamos presente una norma muy importante, en este momento me ocurren más bien dos normas muy importantes. La primera norma es que, por favor, en todo este curso estés tú centrada en ti. No te pongas a centrarte en tu pareja. Ah, qué bueno que está aquí.
Ah, ¿cómo le hacía falta eso que lo escuchara él, que lo escuchara ella? No, Porque este es un curso que especialmente es para tu corazón, como lo que es el evangelio de Jesucristo. El evangelio de Jesucristo no está ni siquiera ni siquiera, si no está ni siquiera para toda una comunidad, ni siquiera para una familia. No, el evangelio de Jesucristo es para cada alma. Entonces, este curso también es para tu alma, es para tu ser interior, es para que tú te cuestiones. Vas a sacarle muchísimo, el máximo provecho a este curso porque vas a estar atento es a ti. Lo que te dice en tu corazón este curso. Lo que va a decir en tu a tu corazón, dios, por medio de un instrumento como soy yo, para que realmente te cuestiones, para que valores, para que mejores, para que trasciendas, para que seas un mejor esposo y una mejor esposa, y para que hagas el proceso de un verdadero perdón en tu corazón. La segunda invitación muy importante a ti esposa y a ti esposo que estás muy concentrado en este y comprometido en este curso es a que tengas, por favor, tu cuaderno de trabajo.
Un cuaderno de trabajo que se necesita. ¿Sí? Este cuaderno es que ha de llamarse fórmula del perdón con el nombre propio para mí. Para mí, vuelvo y les digo a ustedes, entonces marcadito con mi nombre fórmula del perdón para que saques las notas. Que es que a mí no me gusta escribir, no, yo no necesito eso. Créenlo, van a sacarle más provecho, es método de aprendizaje que lo llevan desde la antigüedad, Desde muchos siglos antes de Cristo se debe escribir. Por eso los papiros, por eso los rollos que existen, porque se debe escribir. ¿Sí? Y además, porque eso que escribas es lo que te está diciendo tu conciencia y te está diciendo dios. Por eso es importante que tomes nota y que tomes nota sobre eso.
Es más, va a ser muy edificante si sobre esas notas, sin necesidad de replicar, de reproche, lo compartes con tu pareja. Vea, ahí me gustó esto. Mira lo que yo rescaté de la lección con Jorge Cadena ayer. Mira lo que lo que escribí hoy. Mira lo que creo que dios me iluminó sobre esto. Entonces, si lo compartimos en pareja, bien, no es norma, para que nos volvamos nuevamente, que es qué doctor, qué hago, que es que él no, es que él no quiere hacer caso, que es que ella mire que es muy necia, Que no se desgasten ustedes en eso. Este curso es para su corazón, mírense para adentro. Deje estar mirando el la paja en el ojo ajeno, ¿sí? Vamos a mirarnos en la viga, la viga que tenemos nosotros frente es la que nos vamos a mirar durante todo este proceso de fórmula, perdón.
Entonces, un saludo y un cordial saludo con estas dos invitaciones para ustedes. Ahora, antes de empezar, esta primera parte que es restaurando nuestro amor, vamos a comenzar primero que todo con oración. Así que, por favor, bendigamos al buen dios y pidámosle su divina asistencia tan necesaria para que entre a nuestros corazones, entre más fuerte a nuestro compromiso matrimonial, que es por medio del sacramento, y a que entre a nuestros hogares para que no solo nos tome a nosotros como esposa, esposo, a nosotros como pareja, sino que además nos tome a nosotros como familia y a nuestros hijos. En el nombre del padre, del hijo, del espíritu santo, amén. Oh divino dios, que nos has querido llamar para que todos seamos invitados a tu reino, para que todos seamos alcanzados por tu divina gracia y alcancemos la salvación que es el próximo el el premio máximo de nuestra vida. Bendícenos padre santo. Bendícenos por medio de Jesucristo. Bendícenos con la con el fuego del espíritu santo, con la luz divina que es portentosa y que viene de ti, para que nuestros corazones sean restaurados, para que nuestro hogar sea bendecido y sobre todo nuestro matrimonio sea edificado.
Por tu divina gracia y también para que seamos despertados nosotros en este en este adormilamiento que hay veces tenemos, para que nos conozcamos mejor, para que realmente alcancemos nosotros la bendición, la paz, la edificación y seamos para ti mejores discípulos. Y tú, de esa manera, entonces, hagas llover bendiciones con gracia y seamos nosotros criaturas nuevas, para que nuestro hogar sea bendecido por medio de este ejercicio, de este curso, de esta fórmula del perdón. Bendícenos y restaura nuestro amor, tú que nos has llamado, y tú que diste la vida a Jesús, ilumínanos con tu divina palabra, tómanos a nosotros y envíanos el espíritu santo, y con la compañía de María santísima, guárdanos, y bendícenos. Y tú, María, que tanto nos amas y tanto intercedes por nosotros, danos de tu luz. Bendícenos bajo tu mano, Invítanos a que el espíritu santo nos tome a nosotros como esposos y como almas, y seamos agradables a dios. Dios te salve María, llena eres de gracia, el señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres, bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
La gloria es al padre, al hijo, al espíritu santo. Como era desde un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos, amén. Seamos buenos como él es bueno. Y para iniciar, debemos primero que todo hacernos una pregunta, ¿realmente estoy bien? Esa pregunta ustedes puede que la estén viendo de una manera muy coloquial. Como que esta mañana te han preguntado alguien, hola, ¿cómo estás? Te han dicho, y tú has dicho, bien, gracias. Nos levantamos. ¿Cómo amaneciste? Bien. Realmente, ¿sí estás bien? ¿O realmente sí amaneciste bien? Es la primera pregunta que debemos hacernos.
Porque nosotros hacemos unas respuestas, damos unas respuestas muy también coloquiables, mecánicas, automáticas. Pero en psicología, lo primero que tienes que preguntarte, decimos nosotros, ¿sí? Es si realmente estás bien. Esa es la pregunta que tengo que hacerme. ¿Realmente yo estoy bien? Bueno, nosotros de una manera autómata, y yo no es que los estoy invitando obviamente a ustedes a que tengamos una psicología negativista ni mucho menos oficinista, o que no tengamos los buenos modales, ¿no? Para decir bien gracias. Pero es que lo que yo estoy es queriendo a que ustedes tengan consciencia, a que ustedes tengan ese despertar, a que ustedes realmente sí se estén cuestionando, si ustedes realmente sí están bien. Porque nosotros tenemos problemas, por ejemplo, con el alcohol y decimos, estoy bien si me saludan mañana, ¿cierto? Tengo problemas con que con que hago mis cositas a escondidas, tengo una cantidad de cositas a escondidas. Tengo chats de de coqueteo en fidelidad y, sin embargo, hola, ¿cómo estás? Bien, gracias. Bien, gracias.
Pero, ¿cómo que bien, gracias? Si tú tenías que realmente estar bien. Y para esto, hay algunas cositas que te voy a ir explicando, porque sí, para que sepas tú qué es eso del estar bien. Estar bien, si tú lo ves, hay una palabra que lo simplifica que se llama bienestar, bienestar. Listo, vuelvo y les digo a ustedes, bienestar. Hay dos palabras que están ahí, que es estar, bien. Malestar, estar, mal. Entonces, es lo primero que tengo que hacer yo. ¿Tú crees que has en este en los últimos años has estado has estado trabajando sobre ese arte de estar bien, de realmente hacer las cosas bien, de sentirte que estás bien verdaderamente.
Porque es que es lo primero que tienes que atender, ¿sí? Tenemos que salir de de de ese automatismo a un estado de conciencia. Este curso, si algo te va a contribuir, es a que vas a tener mejor estado de conciencia, vas a estar más despierto, ¿sí? Jesús nos invita a la vigilancia y nosotros hemos entendido qué es eso. Y vigilante es cuando yo realmente estoy despierto a todo, En todo momento estoy consciente, en todo momento estoy atento, en todo momento estoy con la consciencia despierta. Entonces, eso de estar bien es algo que te tienes que cuestionar. Realmente yo sí estoy bien, porque hay una norma tan importante como que tú realmente estés bien. Yo voy a tomar aquí de mi bolsillo precisamente estas llaves, y te voy a a decir a ti qué pasa si la suelto, pues ya tú lo sabes, ¿cierto? Cayeron. ¿Y por qué cayeron las llaves? Por gravedad, por una ley, ¿sí? Que Newton nos la expuso muy claramente científicamente y explicó, la ley de gravedad. ¿Listo? Bueno, pues yo te digo una cosa, ahora que tú estás atendiéndome, tienes que también saber que para el bienestar hay una ley.
Para que tú estés bien, hay una ley. Para que te sientas bien, hay una ley. ¿Cuál la ley? ¿Sabes cuál la ley? Apúntala en tu en tu cuadernito de notas con mayúsculas, para que para que cuando te llame tu esposo de la oficina, tu esposa, para que te salude y tú digas, bien gracias, es porque has cobrado bien. Ley, obrar bien, la ley del bienestar. Primera ley del bienestar, para yo estar bien tengo que estar obrando bien, ¿sí? Tú esposa o esposo, que has pasado por muchos errores como el resentimiento o la infidelidad, ¿sí? A ti te preguntan, ¿cómo estás? Hola, amor, ¿cómo estás? ¿Sí? Te dice tu esposa a ti que has estado coqueteando. O cuando tú recuerdas tu acto de infidelidad, ¿cierto? Y tú dijiste bien gracias, y tenías dentro un estado de desazón que posiblemente era inconsciente. A tal punto has llegado de inconsciencia que eres capaz de decir estoy bien, de sentirte bien en una negación de que a pesar de que estás haciendo cosas malas, dices estar bien. Dices, no, que estés bien realmente.
Porque una cosa es el decir y otra cosa es el realmente el estar, ¿Sí? Entonces, dice estar bien cuando realmente nos está bien. El bienestar lo vamos nosotros AAA comparar, más bien, a a figurar con una carita feliz, ¿sí? La carita feliz es de bienestar. Eso realmente es estar bien. Y esta carita triste es una carita triste de malestar. Estoy mal aquí estoy, como decimos, como se dice en inglés, ok. Y aquí, en este estado, estamos no ok. ¿Listo? Estado de ok that, decimos en psicología, estado de no ok that, de bienestar, de malestar. Y eso es lo primero que tienes que entender.
Realmente, si estás bien, eso es lo primero. Recuerdo cuando una vez estaba dando la conferencia a una a una cantidad a un a un discipulado de creyentes católicos. Y se me paró un señor y me dijo, Jorge, ¿qué cosa? Lo primero que me cuestionó en esta primera parte del del del curso es que no estáis bien. Un hombre de misa diaria, ¿sí? De oración continua, de santo rosario diario, usted no se imagina lo que es ese hombre, y lo y se paró a decirme eso, Jorge, no estoy bien. Qué bueno, ¿no? La primera conciencia, ah, es que estar bien es todo un arte, Esto no se alcanza así de fácil, es una conquista. Cuando terminemos el curso del perdón, de la fórmula del perdón, tú te vas a dar cuenta que estás en otra condición interior, porque estás bien. Y estás bien porque estás bien en todo, en todo lo que tienes que hacer en la propuesta de un evangelio vivido. ¿Por qué? Porque nosotros tenemos un evangelio descuidado, un evangelio que conocemos y que creemos que lo llevamos a cabo.
Mentiras, no lo llevamos a cabo. Entonces, es la primera parte que tienes que considerar, que esto es una conquista. Ahora, ¿qué es lo que me interesa para que vayas tomando conciencia de cómo es ese malestar en el la vida marital? Es que el malestar en la vida marital es el resentimiento de tu historia que no has podido sanar, por ejemplo. Es la inculpación que tú tienes, que tú manejas con esas heridas que te han hecho y cómo has que has inculpado y sostienes el la inculpación hacia tu pareja. La culpa también. ¿Cómo es que la has cargado? Si si tú eres un esposo que has querido mejorar, o una esposa que has querido mejorar tu estado de infidelidad y que te sentiste mal por bendición de Dios, por gracia de Dios, ¿sí? Por tu conciencia con la que te levantaron tus papás y te has sentido mal, pero que no has dejado la culpa, que todavía por ahí se viene. Claro, cuando tienes al inculpador al lado es muy difícil dejar la culpa, Pero eso, todo eso es estar mal. Esos rencores, esas rencillas, esas inculpaciones, esas culpas, ¿sí? Esas esos estados de de de ira, esos estados de ceros.
Todo eso es estar mal. Y tú, sin embargo, decías, bien, gracias, ¿sí? Te fuiste a un proyecto matrimonial, ¿sí? Diciendo y es que, no, estoy bien, estoy contento que me voy a casar, estoy contenta, estoy feliz que me voy a casar, cuando tenías todo eso en tu corazón, cuando debiste haber hecho un proceso importantísimo para el paso tan grande que iba que ibas a dar, ¿sí? Y que ese día, a propósito del matrimonio, te ibas a embestir, porque dios te iba a embestir. Porque no hemos entendido incluso qué significa esa bendición matrimonial del sacramento. Ni siquiera lo hemos entendido. Y es que Dios te hacía nuevamente limpia, limpio, para que empezaras un proceso. Y era un proceso en que te decía, aparte de este día, hija, te vuelvo a tomar y como en el nacimiento, como en el bautizo, ¿lo hiciste? ¿Cierto? Yo te vuelvo a limpiar, aquí también te vuelvo a limpiar. A ti, hijo, te vuelvo a limpiar, para que vean un proyecto. Pero resulta que empezamos a meter el malestar, el estar mal en pared, estar con nuestros sentimientos, estar con nuestros señalamientos, estar con todos estos malestares.
Y pasemos ahora, precisamente que para que tú realmente empieces a entender que no estás tan bien, es porque empiezas a conocerte. Es decir, este a propósito, fórmula del perdón, es un curso de autoconocimiento, porque aquí estás reconociendo a propósito. En este momento estás cayendo en cuenta de que, venga, no he estado trabajando en ese arte, en esa conquista tan tan difícil que es el estar bien, el bienestar. Me estoy dando cuenta de eso, que yo no he estado trabajando en eso, que sí estoy mal, que tengo un montón de tendencias, de inclinaciones, de vicios, ¿sí? Y no me estoy refiriendo a los vicios, únicamente como alcohol, ludopatía, cigarrillo, pornografía, bueno, en fin, sino los vicios internos o los vicios emocionales. Entonces, este autoconocimiento es muy importante. Es supremamente importante para que entendamos. Ahora, yo te les voy a hablar ahoritica de dos psicologías que van a ser interesantes que entendamos en nuestro enajenación. Enajenaación es cuando no es un cuando uno no es uno.
Eso es lo que decimos precisamente las personas psicóticas, lo que vulgarmente llamamos como loquitos, ¿sí? Y es que, venga, esta persona no es ella, ¿cierto? Bueno, ¿por qué hablamos de psicología de de enajenación en el matrimonio? Porque es que yo estoy enajenado. Es decir, no he estado viéndome para mí, he estado mirando el de al lado. He estado mirando a la que está al lado mío, a la que dios me dio por compañera, al que dios me dio por compañero. Entonces, estoy con los ojos mirando hacia afuera, estoy disasociado, ¿sí? No, me me perdí, yo tengo que estar es para adentro, mirándome, para adentro, para adentro, vida interior, decimos en en espiritualidad, ¿cierto? En catolicismo, vida interior. Esa vida interior mirarme yo. No, miras para allá, miro para todo el tiempo. Bueno, es que él no hace, es que él no ella no dice, es que mira lo que hace, es que mira lo que dice, estoy en esas. Y mientras tanto, entonces estoy en esa confusión con la psicología de de enajenación.
Y la otra también que es muy delicada, que es la psicología del autoengaño, Es que yo estoy bien. Es que yo, pues, mayor cosa, yo yo soy muy una excelente, una abnegada esposa. Sí, nunca le faltaba nada, soy muy fiel, soy muy leal, ¿cierto? No, pero mentira, resentida. Inculposa, le gusta culpabilizar. ¿Sí? Yo coquetico, ¿sí? Ligero con el con el trago, hasta irresponsable con el alcohol a propósito, porque soy de escándalo a propósito. Escandalizo, ¿sí? Yo hay veces que he tenido, es que, mire, yo les digo a ustedes, en mi experiencia terapéutica, ¿qué encuentro con el alcohólico? No, no, no, el hombre no se da cuenta de lo que decimos el oso, el ridículo, lo difícil que es para sus hijos, para su pareja, ¿cierto? Ese alcoholismo. No. Sí, no, no lo entiendo.
Entonces, es psicología de autoengaño. ¿Qué dice el coqueto? El coqueto se ve en el espejo, en la mañana se ve en el espejo. Y se dice, ah, esta camisa me queda súper ¿sí? Bien, ah, estoy bien afeitado, ¿sí? O también puede que se diga también en el espejo, es que esa capacidad de de de convencimiento que yo tengo. Esa esa me va a caer, esa va a caer, esa cae en estos días cae. Ya la tengo ahí a un a un pelito de que caiga. Psicología la autoengaño. Mire, pues, en el espejo me veo súper bien y resulta que eso no es estar bien. ¿Quién te dijo a ti que esa deslealtad, esa infidelidad, ese autoengaño? ¿Quién te dijo a ti que eso es estar bien? Si te estás diciendo un montón de cosas, te crees que, no, sí, eres su buen hijo, muy buen, pésimo esposo.
O no es pésimo esposo, porque como soy responsable incluso, entonces, soy buen hijo porque soy con mis papás uno uno Y con mi pared con mi con mi hogar, pues, soy superresponsable. ¿Sí? Pero mentiras, irresponsable con el dinero. Tú no has vivido problemas financieros, y te voy a cuestionar acá. ¿No crees que has vivido problemas financieros que es costo de tu irresponsabilidad con el manejo del dinero? Porque has estado malgastando en el coqueteo, en la infidelidad, en alcohol, y tú crees que eso, el bienestar que dios te está dando, que te pone estas finanzas para que tú las manejes de manera sagrada, tú las conviertes en algo para tu ego, para tu placer, ¿sí? Entonces en el espejo te ve súper bien. No, eso es psicología autoengaño. Tú tienes que dejar de engañarte, ¿sí? No te engañes más diciéndote que eres tan buena, tan bueno, como tú crees que eres. Entonces esas son las dos psicologías que quería exponerte, ¿sí? Bueno y nosotras a propósito, ¿sí? En en este en este tema de de esa enajenación y de ese autoengaño, pues tenemos una vida marital descuidada. Tenemos una vida en que no estamos nosotros edificándonos, ¿sí? Yo estoy con un problema de pareja porque es que me falta realmente ser mejor persona.
Y si tú eres seguidora, seguidor de Jesús, ¿sí? Un discípulo fiel, comprometido con el proyecto de Dios, comprometida con el proyecto de Dios, en todos los sentidos. Porque tú no puedes decir, no, sí, es que yo no fallo la Eucaristía. ¿Ah, sí? Y quien y a ti, el señor te dice que para qué vas a llevar la ofrenda si estás mal si estás mal con tu hermano. Es decir, con tu esposo, con tu esposa, ¿sí? Cualquier Eucaristía diaria. ¿Para qué te sirve la Eucaristía diaria si no es para eso? ¿Sí? La Eucaristía se necesita para el para el para el mandamiento más importante, que es el amor. Es que para eso es que te debe servir la Eucaristía. Para el amor. Si no es para el amor, entonces tienes que cuestionarte.
¿Cierto? Pero como resulta que tú dices, yo no miento, yo no robo, yo no soy infiel. Entonces tú dices, no, yo estoy superbién. Y mentiras, es que es un proyecto que es con todo, por eso tienes que conocer el proyecto de Jesús muy, pero muy a grosso modo. No en lo que te convenga, ¿cierto? No, la conveniencia no es. Bueno, a ustedes quería traerles una cita bíblica que a mí me parece muy linda, de Jeremías siempre, siempre lo recuerdo, porque resulta que uno dice, venga, yo estoy bien, ¿cómo cómo quién quién está diciendo y quién está y quién está bien? ¿Cómo sabemos para decir, bueno, pero que es que está bien? Jorge acaba de decir que la ley para el bienestar, ¿sí? Comparada a la a la ley de la gravedad es el bienestar, ¿cierto? Es el estar bien, y Jorge dice que para eso, obrar bien. Bueno, ¿y quién me dice que es obrar bien? Pues yo te lo digo, ¿te parece poco lo que te ha dicho Jesús? ¿Te parece poco? ¿Te parece poco lo que te dice la palabra de Dios? Sí, te invito a propósito a que en este momento también tengas la posibilidad de tomar tu Santa Biblia, ¿sí? En este curso va a ser interesante que tomes la palabra de Dios, porque la palabra de Dios es un proyectazo, ¿sí? Desafortunadamente muy descuidadito el proyecto de Dios, y por eso tanta confusión y tanto error de parte de nosotros. Pero siempre me quedó me quedó yo quedé siempre impactado con una con una noción que nos coloca Jeremías. Sí, Jeremías treinta y uno treinta y tres dice lo siguiente.
Esta es la alianza que yo pactaré con Israel en los días en que estaban por llegar. Dice Yahuh, pondré mi ley en su interior, la escribiré en sus corazones y yo seré su dios y ellos serán mi pueblo. ¿Tú puedes entender esto? Es difícil de entender posiblemente, yo te voy a explicar. Sí, dice Yahveh, pondré Milag en su corazón, ¿sí? Pondré Milag en su interior, la escribiré en sus corazones y yo seré su dios y ellos serán mi pueblo. Es decir, que es muy sencillo, cuando tú, ¿sí? Estás sintiéndote mal por algo que por algo que realmente es tu corazón el que te lo está diciendo, no es que el señor puso la ley, la incrustó, O ustedes no creen que la palabra de dios es verídica, que es verdadera, ¿sí? Tú murmuras de tu cuñada con la que estás resentida y te das cuenta que eso te pone mal. Si realmente atendieras tu corazón, porque está escrito y en tu corazón mismo te dice el señor, sí, no está bien que me demores. Estás resentida, resentido con tu esposo, estás mal. Estás coqueteando por allá con tu chat en a escondidas, Estás mal porque en tu corazón está escrito que no tengas esas malicias en tu interior, que no tengas ese chantaje, que no tengas ese engaño hacia hacia las personas que te aman, especialmente tu esposa y tus hijos, ¿sí? Entonces ahí está, está incrustada en tu corazón.
Ahí está el bienestar. Es que el bienestar ahí no tienes que hacer mayor cosa que ir a la palabra de Dios. Pero si quieres, y obviamente invito a que vayas a los filósofos, a los grandes filósofos, ese Sócrates, ese Aristóteles, que son la base de muchos de de muchos teólogos, como santo Tomás de Aquiles y San Agustín de Hipona, ¿sí? Y ellos nos nos dan ejemplo de qué era esto, ¿cierto? Que es esto de conocer esa verdad, esa nobleza que tiene que estar en nuestros corazones. ¿Sí? Pero nosotros nos vamos acostumbrando a lo ilícito. Pues. No importa, tenemos la la ley incrustada en nuestro corazón, pero mentirosos, ¿sí? Pero infieles, pero rencorosos, y no importa, está ahí. Lo ilícito lo vamos nosotros sosteniendo y alimentando. Entonces, es para que eso realmente lo cuestionemos.
Ahora, nosotros estamos violando esos mandamientos que están incrustados en nuestro corazón, que a propósito de dios dice, listo, están incrustados, usted no me quiere hacer caso. Se los voy a poner nuevamente externamente. Pero entonces tú dices, yo sí, yo soy fiel cumplidor de los mandamientos. Yo te pregunto, ¿de los diez? Y hago pausa. Porque es que no son seis o no son ocho, ni siquiera son nueve, porque si te faltas a uno, estás en pecado mortal, se dice así. Y eso hay que entenderlo, el pecado mortal es mortal. Te lleva a la muerte del alma, te lleva a la pérdida de gracia. Son diez mandamientos y diez, son diez.
¿Sí? No son unos cuantos, no son unos pocos, son todos los mandamientos que tengo que entender. Entonces, esta, o este obrar bien y siempre estar atento con lo que tienes que mirar para adentro, con lo que tienes que hacer realmente bien, esto es importante que lo tengas muy, pero muy presente. Entonces, violamos esos mandamientos y nos nos sumergimos en el pecado capital, en los pecados que son tan importantes. Mire, nosotros tenemos que revisar también eso, o sea, los diez mandamientos, eso me vas a me vas a estar escuchando durante el curso de la fórmula del perdón. Sí, son los diez mandamientos y siete pecados capitales. Es importante que lo entiendas. Diez y siete, Listo. Y en el teclado capital, a a propósito, vas a tener que mirar cuál es el más capital de los capitales, ¿Sí? Porque o llevamos la lujuria dentro de nosotros, o llevamos la ira, o llevamos la vanidad, o lo o llevamos los demás capitales.
La ambición, ¿sí? Yo cuántos hombres he visto ambiciosito, la ambición es terrible, porque la ambición degenera al ser humano. Cuando la cuando la plata va llegando y la persona acaba de desvar va soñando más y más y más, se va volviendo más pobre espiritualmente. Se va volviendo más pobre, ¿sí? Tiene que ser una persona muy atenta a que su providencia que llega de dios esté siendo administrada con santidad. Eso es muy complicado, ¿sí? Pero la ambición, y así sucesivamente con todos los pecados. Empezamos a hacer el recorrido y es mucho lo que podemos encontrar para nosotros no estar bien. Porque es que tú con la ira con la ira llegas un momento en que insultas a tu pareja, ¿sí? A que la maltratas psicológicamente y tú crees que, pues, que que él se lo ganó, que para qué me sacó la rabia, ¿sí? ¿Para qué para qué hizo esto? Entonces, nosotros estamos con unos pecados que realmente nos dañan mucho en nuestro proyecto marital para ese estar bien. Ahora, yo les voy a decir una cosa, ¿sí? ¿Qué fue lo que a mí me sorprendió? ¿Sí? Yo tengo una una, algunos de ustedes ya van conociendo porque me me escucharon en las master class, porque van conociendo cada vez más el proyecto de Jorge Cadera, y se van dando cuenta que fue un ateo y un ateo con mucho estudio, con mucha formación, ¿cierto? Con una formación muy, pues, muy muy muy fuerte, muy vehemente en el ateísmo, científica, bien filosóficamente fundamentada, ¿sí? Pero cuando me encontré con el proyecto de Jesús, ¿qué fue lo que me sorprendió? Me sorprendió fue el proyecto de bienestar. Era un proyecto de bienestar que me me tuve tuve que caer a sus pies.
Yo había yo había leído a algunos filósofos que me habían encantado, como Aristóteles y Sócrates, Platón, todos ellos me han fascinado. ¿Por qué me fascinan? ¿Usted cree que porque me ayuda a entender el porqué de las cosas? No, no, no, no, no, porque ellos exponen la importancia del alma. Es uno de los filósofos muy especiales en la importancia de que uno como como ser, ¿sí? Espiritual tiene que estar mejorando, como un ser que vino a la tierra tiene que estar mejorando. Entonces, me gustaba eso de ellos, pero cuando encontré a Jesús dije, guau, está mejor este hombre, qué forma de decirme lo que tengo que hacer, pero que ese tema me cuestionaba, porque ese Jesús nos reta, ¿sí? Ustedes saben que yo tengo para para para para todo el curso, van a escucharme cada nada en el comienzo, y al final de cada charla, de cada lección nuestra, van a escuchar seamos buenos como él es bueno, como Jesús es bueno. A mí me está Jesús retando, porque es que Jesús es retador. Jesús te reta a que seas noble. Jesús te reta a que seas paciente en el matrimonio. Jesús te reta a que seas correcto en el matrimonio leal y fiel a tu esposa y a tus hijos.
Jesús te reta al bienestar. Entonces, a mí eso es lo que me parece interesante. Es un retador para el bienestar, es un proyecto de bienestar, pero te reta, porque el bienestar, vuelvo y les digo a ustedes, no es conquista, es conquista, ¿cierto? Y para Jesús, ¿no es conquista? Pues claro que es conquista. Para Jesús es conquista, entonces esto es importante que lo tengamos en cuenta, ¿sí? Bueno, vamos a a resumir ahora, vamos a colocar tres momentos muy importantes sobre el bienestar. Primer momento, ¿sí? El que entonces no he querido reconocer lo mío, entonces estoy en la psicología del autoengaño. Es es importante que entendamos eso, ¿no? Ese es el primer momento que yo quiero que rescatemos de esta lección. Segundo momento, cuando veo lo malo, lo malo en mí, y cuando veo lo malo que hay en mí, aceptando mi malestar, ¿listo? Eso ya empezaré a trabajar sobre el bienestar, porque ya empiezo yo a aceptar de que sí, realmente necesito mejorar. Necesito estar como persona, necesito estar realmente en un proyecto en el que tengo que mejorar porque no estoy bien en algunos aspectos.
Pero eso ya es estar en el proyecto, en el proceso de mejoramiento, en el proceso de estar bien. Y tercer momento, cuando he modificado mi conducta y realmente estoy bien. Listo. Primer momento, psicología del autoengaño, no me visto que estoy mal cuando realmente estoy mal. Segundo momento, cuando estoy realmente en el proceso de darme cuenta, ¿sí? Me estoy dando cuenta y ya me veo en el espejo, ya no me veo con la carita feliz, como cuando estaba con la psicología de autoengaño, que estoy mal, pero me veo con carita feliz, me veo bien, ¿cierto? Sino que aquí ya estoy reconociendo lo malo que hay en mí. Y tercer momento, que es precisamente cuando sí empiezo a estar bien, ¿por qué? Porque estoy haciendo las cosas bien. Ese es el recorrido paso uno, dos y tres, que quiero que tengas presente, ¿sí? En lo que es ese estar bien, en lo que es ese trabajar por el bienestar, en lo que es trabajar por un proyecto que realmente sea adecuado a tu fe, y no que seas como un vano católico hipócrita muy, pero muy pululante en la vida, que ustedes ven por muchísimas partes, ¿sí? El gran problema que tenemos nosotros los católicos es la hipocresía, es el fariseísmo, y tenemos que empezar a trabajarlo sobre nosotros. Nuestro fariseísmo dejar de lado para que realmente seamos unos discípulos coherentes.
La coherencia es muy importante, les decía ustedes, vivir el evangelio. ¿Sí? Bueno, entre otras cosas, esto que la que llamamos bienestar nuestra iglesia lo llama estado de gracia. Eso es importante. Yo era un coqueto o yo era una iracunda, una rencorosa, ahora lo estoy atendiendo. Empiezo a trabajar sobre eso y le empiezo a decir adiós, señor, yo quiero ahora sí comprometerme con esto. Entonces viene sobre mí la gracia. Ese estado de gracia es el que está pidiendo la iglesia, o sea que la iglesia, la fe nuestra, nos quiere no solo hacernos conscientes de que estamos mal, sino que debemos estar bien, sino que además nos quiere que nosotros conservemos el bienestar. Es estado de gracia, ¿sí? De estar bien con el otro, sobre todo en nuestra vida de pareja.
Es muy importante, ¿sí? Y desde ahí conservarlo, ¿sí? Conservo mi estado de gracia. Por eso es que sí fallo, ¿sí? Vamos a suponer para para para algunos que son, por ejemplo, infieles, ¿sí? Bueno, te arrepentiste, y entonces quieres estar ahora en estado de gracia. Ese estado de gracia vas a tener que conservarlo. Y entonces vas a limpiar, vas a trabajar con eso. Pero resultó que llegó la coquetica nuevamente, o el coquetico, ¿sí? A molestarte, ¿sí? A tentarte, A ver si, o sea, nuevamente caías. ¿Y qué pasa? Que pues que en principio has estado distraída y te decía a ti, si no estás en estado de vigilancia, das mucha papaya, das mucha oportunidad a la a la situación de pecado. Pero entonces, caes en cuenta. ¿Qué va a pasar? Qué rápido.
Tienes que conservar tu usada de gracia. Rápido para tu para tu confesionario, rápido, tu eucaristía, rápido, tu adoración, para que realmente vuelvas nuevamente a estar en el foco, ¿sí? Eso es conservar el estado de gracia y eso es bienestar. Te voy a poner una tareíta, primer ejercicio, primera tarea de este curso, ¿sí? Vamos a identificar malestar, vamos a hacer precisamente este ejercicio. Ustedes que han estado que ya se ya ya han ya han visto que estoy figurando el bienestar, la okdad. El estar ok, ¿sí? Con la carita feliz y contrapuesta está la cara la cara triste. Entonces, vamos a colocar, a dibujar la cara triste, ¿sí? Y en el espejo la carita feliz, ¿sí? Hacemos una imagen como de un espejito donde yo me estoy viendo, ¿cierto? Que estoy realmente con la cara feliz, aunque yo estoy con la cara triste. ¿Qué es eso? Tengo que identificar mi malestar. Es lo primero que voy a colocar, voy a colocar algunos elementos que me están sirviendo en este momento de autoanálisis, de auto apreciación, de autodiagnóstico para que realmente diga, sí, acepto que estoy en esto, porque lo primero que tienes que hacer es aceptación.
Listo. Primer ejercicio es eso. Y segundo, te voy a poner un ejercicio que es una, pero una verdadera sorpresa para ti, una cosa que va a ser bien fuerte, impactante para ti, Y es que vas a leer Gálatas, carta a los Gálatas, capítulo cinco de del trece al de especialmente del trece, vas a tomar del del trece, ¿cierto? Pero lo que quiero es que quieras, primeramente, del diecinueve al veintiuno. Listo, Gálatas cinco del trece, vas a empezar a leerlo, pero sobre todo vas a rescatar del trece del del diecinueve al veintiuno. Del diecinueve al veintiuno. Este, te invito a que seas, por favor, autoanalítico, a que seas, por favor, humilde. Vas a ser humilde y vas a subrayar ahí algunas cosas. Es imposible que no subrayes unas cuantas y tengo pacientes.
Personas que en esos cursos me han dicho, todas, Jorge, me toca desarrollar todas, todas las que están ahí son mías. Listo, entonces, vas a tener que subrayar ahí, ¿qué es eso? Es el uno de los de de los pasajes más impactantes para el autodiagnóstico, porque uno se da cuenta que no soy tan bueno y que, ah, sí, yo estoy bien, sí, Como lo digo siempre, ligeramente, con todo el mundo que me saluda, sobre todo en mi hogar, estoy bien, tengo unos hijos que me están reprochando la forma como les hablo a ellos, como la forma como le hablo a mi esposa. Quiubo papi, ¿cómo me fue? ¿No bien? ¿Cómo está bien? Y resulta que no estoy bien. Entonces, por favor, para que atendamos ese diagnóstico. Listo, vamos a hacer eso y en ese orden vamos a hacer esa primera tarea. Acuérdate que es ejercicio tuyo, no vas a revisar a tu esposo o tu esposa, es tuyo, es contigo, aprovéchalo, atiéndelo, tómalo. ¿Listo? Bueno, es el momento de nuestro cierre y vamos a darle gracias al buen dios por esta lección. ¿Listo? Padre celestial, tú que nos has enviado Jesucristo y en él a la suprema verdad, para que nosotros tengamos un proyecto de santidad y lleguemos al cielo, y nos has dado a la pareja para que conducidos y ayudados por ti, tomemos de la mano ese camino y lleguemos al cielo con él, con ella y con nuestros hijos, bendícenos, Padre celestial.
Tráenos el espíritu santo y danos el valor de la humildad para darnos cuenta en que tenemos que mejorar, en que tenemos que realmente estar bien, porque tu proyecto es de bienestar. La gloria sea al padre, al hijo, al espíritu santo. Como era desde un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos, amén. Seamos buenos, como él es

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